El siguiente texto forma parte de una comunicación presentada en el IX Congreso Nacional de Arqueología, presentado por MARCELIANO SAYANS CASTAÑOS. ESTELA DE GUERRERO CELTICO DE SEGURA DE TORO (CACERES) Y OTROS HALLAZGOS. Antes de nuestros trabajos estudiando las perduraciones célticas en la Alta Extremadura, (Alta Extremadura entendemos una región natural, geofísica, que se ve coronada por una sucesión inintirrumpida de montañas, hijas de Gredos, y por el Sur cerrada por el ancho surco que labraron las pardas aguas del Tajo), nada se había escrito sobre ello, que sepamos. Más recientemente insistimos con el estudio enviado al VIII Congreso Nacional de Arqueología, (dos cabezas célticas y una romana de Plasencia, Cáceres). Ni lo uno ni lo otro sirvió para llamar la atención de los estudiosos sobre nuestras tierras; si no supimos despertar este interés bien claro estaba en las palabras del profesor Camón, cuando dice "... ser un lugar-(se refiere a la comarca altocacereña)- hasta ahora demasiado próvido en descubrimientos y cuya importancia arqueológica ha de aumentar en el futuro, según vayamos concediendo importancia a las aportaciones célticas", (prólogo a nuestro libro "Artes y pueblos primitivos de la Alta extremadura", Plasencia 1957).. Hoy volvemos sobre el mismo tema engrosando las Comunicaciones del IX Congreso Nacional de Arqueología con la descripción de otras artes, inéditas hasta nuestra reseña periodística, ( diario La Gaceta Regional de Salamanca, 20 de febrero de 1966). Aunque la parte esencial de nuestra comunicación se refiere al estudio de la estela del guerrero céltico, haremos un corto resumen de otras artes, también inéditas, pertenecientes a este "complejo arqueológico de Segura". tres días después del hallazgo de la "estela" se encontró un verraco con las características morfológicas del jabalí, cuya fotografía reproducimos. Su tamaño es el corriente en estas representaciones. Tiene mutilado el hocico y la parte derecha de la cabeza. En la parte izquierda de la cabeza está representada la oreja por excavación. No tiene en sus lomos, ni ancas, marca alguna. Etán mutiladas las patas y apareció sin peana. Antes de estas apariciones se habían salvado dos estelas de coronamiento discoidal y una tercera que aún se encuentra en el prado del Encinar, donde fuimos a verla: las tres presentan figuras radiadas de pétalos de flor o brazos de estrellas y aparecen sin inscripción. Estelas discoidales, figura zoomorfa de jabalí y estela de guerrero, surgieron muy cercanas al célebre "toro" de la calleja (larepresentación de los genitales le coloca entre los "verracos"), si bien este último se encuentra en los mismos límites de lo que debió ser fortaleza del "castro", hoy ocupadas por las casas del pueblo. Esta gran masa plástica del "toro" y las estelas discoidales predican sobre el tributo que rendían aquellas gentes al culto solar; y si a ello unimos la gran colección de tumbas antropomorfas labradas en roca sobre las que se levantan la Iglesia, el capitel del que segudamente nos ocuparemos, la estela del guerrero y el recién aparecido "verraco", no se necesitan muchas palabras para que convengamos en estimar, este círculo tan reducido de Segura de Toro, como zona de altísimo interés arqueológico. Sumándose a las referidas artes prehistórica, hoy tenemos un gran bloque de mármol en forma de capitel, en bastante mal estado de conservación, pero que permite distinguir que fue labrado en estilo corintio y sustituido el acanto espinoso por el "acanthus mollus itálico", con puntas encorvadas; en su cara superior existe una oquedad que no analizamos. Hace años señalamos el lugar de implantación de una gran construcción, cercana al "toro", de época romana, probablemente templo, con lujosas columnas y abundantes restos de vida romana por todos aquellos contornos. Estela del guerrero.-Se encontró caída al lado de una pared en el "collao Melchor". Se trata de un bloque de granito no muy compacto por el predominio del feldespato. Mide de largo total ciento nueve centímetros; en la cintura, treinta y uno. La grabación se ha hecho sobre una superficie plana. La parte posterior de la piedra se ha desbastado en forma de quilla, y la zona más inferior de esta cara se ha rebajado de grosor buscando un afilamiento. Ello nos lleva a aceptar que estaría hincada y además empotrada, por tanto, de pie. La representación humana se ha logrado redondeando la cabeza; a la altura del maxilar inferior se ha practicado un corte en cuña que se ha hecho más profundo a los lados que a la altura del mentón, y de este modo se ha figurado el cuello. La anchura del cuelllo. La anchura del cuello es de catorce centímetros; desde el mentón hasta la parte superior de la frente mide veinte centímetros. Los hombros han sido contorneados. Las representaciones de la cra se han reducido a los ojos y a la boca. El proceder que se utilizó para estos logros ha sido la percusión o litosticias. Dos vaciamientos más o menos redondos representan los ojos, y con dos excavaciones semejantes se debió iniciar el trazado de la boca, pues dos oquedades redondeadas aparecen en las comisuras bucales que luego se unieron por una línea profunda, quedando la hendidura como figuración de una boca entreabierta. En el cuerpo de la figura y en el centro del pecho, partiendo de la que sería fosa subclavicular derecha y discurriendo oblicuamente de derecha a izquierda y de arriba a abajo, aparece el diseño de espada cuya punta no llega a alcanzar la línea anterior axilar del lado izquierdo y sí la región de las costillas flotantes de ese lado. Esta distancia medida en su sujeto normal da una longitud de cuarenta centímetro. Los trazos que permitieron grabar, y excavar, esta forma no están muy bien conservados en toda la composición. La figura que damos en el dibujo, la tomamos como más cierta. Colocada en este lugar la empuñadura del arma se ha situado en el punto dosde la acción de aprhensión va unida a la posición mas firmemente activa muscular del brazo. Se trata de una espada corta, de antenas atrofiadas, en disco o bolas, mango largo, hoja que, presentándose ancha en la figura, sugiere un contorno fusiforme. Creemos que es la representación del arma dentro de su vaina y de aquí que, para una perfecta información, lamentamos el deterioro de la piedra, por lasca, en la zona de la punta. El arriaz aparece marcado por un contorno ensanchado con ángulos rectos y en cada uno de ellos se evidencia la labra de una hocita. Mide esta espada veintitrés centímetros de larga; ocho centímetros es el largo de la empuñadura; el ancho mayor de la espada, medido en la parte media de su hoja, es de cuatro centímetros. La anchura de la empuñadura es de veintitrés milímetros; la del arriaz de seis centímetros; el largo de la hoja de quince centímetros. Y con estos elementos hemos de fijar la cronología de esta Estela. Es la espada la que más puede centrar el "tiempo". Su emplazamiento sobre el pecho elimina la que al decir de Posidonio llevaban los guerreros celtibéricos, ruzada casi a la altura de la cintura y que era de un palmo de longitud, tamaño excesivamente corto para el arma que estudiamos. La presencia de un remate biglobular la concede toda la categoría celtibérica. Habiendo surgido en terrenos de prodigada "cultura de verracos", nos obliga, y nos permite, documentarla con los hallazgos de círculos hermanos, mientras llegan los productos "propios" que una excavación bien dirigida en este "complejo", sin duda aportaran. Comparada con los ajuares de las Cogotas, La Osera y Alcacer do Sal, vemos un parentesco más cercano de nuestra espada con la de esta última estación portuguesa y más alejada su consanguinidad con las muestras de nuestra meseta castellana; y por ello porque además de la empuñadura de bolas o de discos planos -imposible de diferenciar en una grabación- a la altura del arriaz se hace cuadrangular y se ven marcados los adornos de los cículos en cada uno de los ángulos. De todas formas se trata de una espada corta y no de un puñal, espada que tal vez fue el modelo que sirvió al romano para adoptar el llamado por Cicerón "hispaniensis pungiunculus". La expresión de esta cara, está teñida por el rictus de su boca, y la mirada "activa" e impresionante de sus hojos. Tanto lo señalado, como la labra de la cabeza, nos recuerda plenamente aquellas otras cabezas que estudió el Prof. Bázquez del "castro" de Yeclas (cabezas célticas inéditas del castro de Yeclas. Salamanca, VII Congreso Nacional de Arqueología, 1960), y la que dimos a conocer de Plasencia, aunque veamos en esta que ahora estudiamos una mayor tosquedad, rudeza suplida por la expresividad de que hemos hablado. Creemos que este monumento se acomoda, con todo derecho, dentro del arte céltico español cuya personalidad, con tan abundantes manifestaciones, se destaca al enfrentarle con el arte céltico europeo. |
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GUERRERO CELTA Se encuentra expuesto en el museo Provincial de Cáceres. |